Obra bidimensional. Composición horizontal en tonos ocres rojizos que representa a Vulcano, dios romano del fuego y los metales, en su fragua. Vulcano nació cojo y Juno, su madre avergonzada, lo arrojó del Olimpo. Caído en el océano, fue rescatado por la ninfa Tetis, quien lo crió en la isla volcánica de Lemnos. Con ella trabajó nueve años como herrero en una gruta en medio del mar. Herrero de armas y armaduras de dioses y héroes, suele ser representado en su fragua, musculoso, semidesnudo, desaliñado, con barba, en ocasiones cojo y deforme, junto a sus ayudantes los cíclopes. Sus atributos, como se observa en la escena, son el yunque y el martillo. Así, la pintura de Kirchbach se ajusta al tradicional modo de representar a Vulcano. La corrección en el dibujo y la composición revelan su formación académica, mientras que el volumen en la anatomía de los cuerpos y el cromatismo rojizo de la obra ayudan a enfatizar las características intrínsecas de Vulcano como artesano y dios del fuego.
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